9.3.07

Los infiltrados y sus laberintos


Juan Pablo Valero

Una vez más los premios Oscar plantearon elementos tan interesantes como para hacer una película sobre las cosas bizarras que suceden en el catalogado como el más grande de los galardones de la industria del séptimo arte.
Se puede empezar con el ropaje de globalización que usó esta edición con 19 nominaciones para Iberoamérica y otras más para europeos y asiáticos, aunque como casi siempre en estos premios, el resultado final favorece a los de su propio feudo; por eso los pocos americanos nominados arrasaron con todo lo que estaba a su alcance.
El año pasado todo se inclinó hacia la cinta "Brokeback Mountain", que narra las desventuras de un amor homosexual y cuando faltaban segundos para terminar la ceremonia, el premio fue a dar manos de "Crash" porque, a pesar de cómo se anuncien las cosas para emocionar al mundo para subir la audiencia, el final será del gusto de los representantes de la más rancia prosapia que reina en esta academia de grandes conocedores, quienes interpretan papeles magistrales a la hora de hacerse los desentendidos y justificar lo injustificable.
Quizás una de las mayores injusticias que hayan cometido los miembros de la academia fue en 1941, cuando el filme "Ciudadano Kane" con 9 nominaciones se haya quedado tan sólo con un premio por presiones políticas e irónicamente años después la hayan elegido como la mejor película de la historia.
La edición de año trajo consigo peleas entre socios creativos, un acto de justicia que eleva a un proscrito del Oscar con un trabajo que no es el mejor de su carrera; un ilógico resultado en la categoría de la película extranjera y el gran premio de la noche bañado de compromiso y no de méritos.
Luego, una trilogía de películas. El director Alejandro González Iñarritu y el escritor Guillermo Arreaga se divorcian por los créditos de los largometrajes; el primero defiende el carácter colectivo de este arte y el otro una posición personalista que como redactor del texto fílmico merece que su nombre salga más en grande que varios integrantes del equipo.
"El Laberinto del Fauno" se quedó con las ganas de obtener la distinción de ser la mejor película extranjera; sin embargo, la distinción se la llevo "La vida de los otros", de Alemania, a pesar de tener aquella, hasta el momento, tres premios de la academia y el claro favoritismo del público.
Este episodio recuerda al vivido en 2001 cuando "Amelie" perdió con "No Man´s Land"; una cinta gris que no era superior ni en su guión, en sus actuaciones, cinematografía y tampoco banda sonora que el largometraje francés; y aún así ganó. Este año una cinta que estaba a la altura de las nominadas al gran premio de la noche, se fue con tres estatuas doradas y una gran decepción.
En el segmento de las personas que murieron este año hubo grandes ausentes como fue el caso de Yvonne De Carlo (la inmortal Lili Munster) y hasta Anna Nicole Smith quien, a pesar de no ser una gran actriz, tuvo participación en el mundo del séptimo arte.
Pero lo que no cabe duda es que el "infiltrado" de la noche, fue Al Gore, quien aprovechó este evento para promocionar sus loables ideas sobre el medio ambiente y como político de carrera vio en la transmisión al mundo una gran oportunidad para asomar sus planes a futuro. "Una verdad Inconveniente" fue premiada como mejor documental y mejor canción original con la que desdibujó las sonrisas del equipo de "Dreamgirls".
Todo marchaba como lo acordado y desde antes que comenzara la ceremonia ya se sabía que al director Martin Scorsese le darían ese premio tan esquivo, aunque no por su mejor puesta en escena, ya que "los infiltrados" no era una cinta como para un premio de la academia, pero el deber con la historia pesó mucho en los criterios de los votantes.
Fue demasiado descarado cuando Francis Ford Copolla, Steven Spielberg y George Lucas salieron a presentar el premio al mejor director, pues los tres eran muy amigos de quien segundos después recibiría el premio; la reacción de Paul Greengrass, uno de los nominados, fue bastante obvia y él se sumaba a lo que la mayoría de los televidentes pensaban, Scorsese rompería la maldición de esos premios.
Hasta ese punto el criterio de justicia no era tan descabellado pues Alejandro González Iñarritu es un director joven y puede optar de nuevo por el premio, mientras que Scorsese está en el ocaso de su vida y los tributos deben darse en vida.
El director no se lo podía creer y hasta mandó a revisar el sobre del premio para constatar que había ganado en realidad y tras bambalinas no reaccionó cuando "Los Infiltrados" ganara el premio y cayó en cuenta cuando Steven Spielberg lo hizo aterrizar en su momento de gloria.
"Los Infiltrados" obtuvo su premio por el deber sagrado ya que cintas como "Babel", "Pequeña Miss Sunshine" y hasta "El Laberinto del Fauno" tuvieron más méritos para alzarse con el premio de la noche; pero así es el Oscar que capta la atención del mundo y, al igual que en el cine, se presentan dramas, comedias y absurdos.
Como todo es moda, no sería raro que el año que viene la mayoría de los nominados sean comediantes, por citar algún ejemplo, pero al final prevalecerá el reino de los infiltrados y sus laberintos.

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