Los Guardianes del Día
De las manos rusas nos llega la obra maestra "Dnevnoy Dozor", mejor conocida en habla hispana como "Guardianes del Día", la segunda parte de la trilogía dirigida por Timur Bekmambetov, sin duda uno de los mejores cineastas de estos tiempos, que ha logrado en sus películas darle un visto de eternidad con su arte al celuloide que creó, cosa que en la actualidad es poco común, por el exacerbado interés mercantil que reina en la industria del cine.
Timur en el año 2004 rodó la cinta "Guardianes de la Noche", con muy poco presupuesto y se fijó en la trilogía de libros más leídos en su país, Rusia, que hablaban de la eterna batalla entre el bien y el mal y como había "un sistema" que los mantenía a raya, para conseguir el equilibrio perfecto para salvar a la humanidad.
Ambas fuerzas decidieron pelear una guerra en tiempos antiguos, y luego de horas en batalla se percataron que su poderes eran iguales y que era imposible ganar, por eso hicieron una tregua y mantener la equidad, aunque siempre fue un deseo de las fuerzas malignas, romper ese embargo y conquistar el planeta, por eso cada bando trataba de reclutar a potenciales soldados que inclinaran la balanza hacia alguno de los lados.
La trama puede ser de todo, menos clara, para seguirle la pista hay que sentarse a verla con detalle, porque perder 5 minutos de la misma, podría generar la desagradable experiencia de no entender el resto del largometraje.
En la primera parte de esta trilogía Antón (Konstantin Khabensky) en su deseo de castigar a la mujer que lo dejó por otro, invoca a la brujería para asesinar al bebe que llevaba en el vientre, sin saber que era suyo.
Este error lo lleva a formar parte de los guardianes de la noche, legión que se encarga de controlar las fuerzas del mal y con ello su futuro hijo se convertiría en el potencial factor que inclinará la balanza hacia un lado y por desprecio a su padre, se lanza a los brazos de la fuerzas del mal.
Ahora Antón trata de enmendar su error y centra sus esperanzas en una mítica "tiza del destino", que tiene el poder de hacer realidad lo que se escribe en la superficie adecuada para este fin.
Por su parte las fuerzas de la noche están tendiéndole una trampa para echarle la culpa de la muerte de un miembro de la oscuridad y así atraer a la mujer que lo ama a una trampa, para poder romper el orden establecido a su favor y así emprender una guerra en la cual la humanidad sería borrada de la faz de la Tierra, para darle paso al reino de los bebedores de sangre, de los hacedores de sombras, de los asesinos de nacimientos, quienes son capaces de dejar la muerte como un amargo legado.
En "Guardianes de la Noche", se nota como se le saca provecho a cada fotograma y como los efectos especiales son escenificados para crear imágenes duraderas y no para aturdir a la audiencia, como hacen en el otro continente.
Esta película que cuenta con actores, técnicos y especialistas de diferentes áreas "made in Rusia", dejando claro que la mal llamada meca del cine, no es el ombligo del mundo.
Por ejemplo, la escena del guerrero que conquista la tiza del destino y como salva los peligros del laberinto donde está encerrada la misma, es sencillamente espectacular y hace que el espectador se quede con la boca abierta.
Cuando en Venezuela se estrenó la primera parte, se experimentó una nueva manera de subtitular las películas, porque las letras se disolvían como si fueran sangre en agua o sencillamente eran desplazadas según los fenómenos que ocurrían en la escena, sin duda algo nuevo, un factor que se extinguió en las superproducciones americanas y que afortunadamente en países como Rusia, es norma y da esperanza de que se puedan hacer películas taquillera, sin dejar a un lado el arte.
De hecho estas películas son las más taquilleras de todos los tiempos en la antigua Unión Soviética y en algunos países de Europa, en donde se ha convertido en un verdadero fenómeno de masas y en países como el nuestro, ha sido prácticamente un fantasma de vitrinas de club de vídeo, porque el espectador promedio está acostumbrado a las películas de Estados Unidos como bandera a la hora de visitar las salas de cine.
Un consejo practico es no contemplar las cintas de Estados Unidos como la única referencia, es bueno ver lo que se hace en este país, en América Latina y en todos los lugares del planeta, donde se están haciendo cosas novedosas.
"Los Guardianes del Día" contiene varias escenas memorables y presenta una recreación diferente y muy artística de un Apocalipsis.
La escenificación de los personajes en genial, cada uno se destaca en sus roles y sin el velo glamoroso propio de películas de Hollywood, hecho que les da más credibilidad y por ello presentan poses más reales ante situaciones totalmente irreales y mágicas.
Los mismos sobresalen porque son una expresión de rebelión a los arquetipos tradicionales y las tildes se las pone su interacción con el mundo urbano, con las calles de la Rusia de estos días, una nación que por cierto es presentada en este filme como un país ajeno a lo acostumbrado a ver en cintas de su rival en la extinta guerra fría.
"Dnevnoy Dozor" debe formar parte de la vídeoteca de cada cinéfilo amante de la acción y del terror, pues con su despliegue de efectos especiales, no pierde la inocencia y las ganas de proponer, sin sucumbir a los demonios de las taquillas.
Timur en el año 2004 rodó la cinta "Guardianes de la Noche", con muy poco presupuesto y se fijó en la trilogía de libros más leídos en su país, Rusia, que hablaban de la eterna batalla entre el bien y el mal y como había "un sistema" que los mantenía a raya, para conseguir el equilibrio perfecto para salvar a la humanidad.
Ambas fuerzas decidieron pelear una guerra en tiempos antiguos, y luego de horas en batalla se percataron que su poderes eran iguales y que era imposible ganar, por eso hicieron una tregua y mantener la equidad, aunque siempre fue un deseo de las fuerzas malignas, romper ese embargo y conquistar el planeta, por eso cada bando trataba de reclutar a potenciales soldados que inclinaran la balanza hacia alguno de los lados.
La trama puede ser de todo, menos clara, para seguirle la pista hay que sentarse a verla con detalle, porque perder 5 minutos de la misma, podría generar la desagradable experiencia de no entender el resto del largometraje.
En la primera parte de esta trilogía Antón (Konstantin Khabensky) en su deseo de castigar a la mujer que lo dejó por otro, invoca a la brujería para asesinar al bebe que llevaba en el vientre, sin saber que era suyo.
Este error lo lleva a formar parte de los guardianes de la noche, legión que se encarga de controlar las fuerzas del mal y con ello su futuro hijo se convertiría en el potencial factor que inclinará la balanza hacia un lado y por desprecio a su padre, se lanza a los brazos de la fuerzas del mal.
Ahora Antón trata de enmendar su error y centra sus esperanzas en una mítica "tiza del destino", que tiene el poder de hacer realidad lo que se escribe en la superficie adecuada para este fin.
Por su parte las fuerzas de la noche están tendiéndole una trampa para echarle la culpa de la muerte de un miembro de la oscuridad y así atraer a la mujer que lo ama a una trampa, para poder romper el orden establecido a su favor y así emprender una guerra en la cual la humanidad sería borrada de la faz de la Tierra, para darle paso al reino de los bebedores de sangre, de los hacedores de sombras, de los asesinos de nacimientos, quienes son capaces de dejar la muerte como un amargo legado.
En "Guardianes de la Noche", se nota como se le saca provecho a cada fotograma y como los efectos especiales son escenificados para crear imágenes duraderas y no para aturdir a la audiencia, como hacen en el otro continente.
Esta película que cuenta con actores, técnicos y especialistas de diferentes áreas "made in Rusia", dejando claro que la mal llamada meca del cine, no es el ombligo del mundo.
Por ejemplo, la escena del guerrero que conquista la tiza del destino y como salva los peligros del laberinto donde está encerrada la misma, es sencillamente espectacular y hace que el espectador se quede con la boca abierta.
Cuando en Venezuela se estrenó la primera parte, se experimentó una nueva manera de subtitular las películas, porque las letras se disolvían como si fueran sangre en agua o sencillamente eran desplazadas según los fenómenos que ocurrían en la escena, sin duda algo nuevo, un factor que se extinguió en las superproducciones americanas y que afortunadamente en países como Rusia, es norma y da esperanza de que se puedan hacer películas taquillera, sin dejar a un lado el arte.
De hecho estas películas son las más taquilleras de todos los tiempos en la antigua Unión Soviética y en algunos países de Europa, en donde se ha convertido en un verdadero fenómeno de masas y en países como el nuestro, ha sido prácticamente un fantasma de vitrinas de club de vídeo, porque el espectador promedio está acostumbrado a las películas de Estados Unidos como bandera a la hora de visitar las salas de cine.
Un consejo practico es no contemplar las cintas de Estados Unidos como la única referencia, es bueno ver lo que se hace en este país, en América Latina y en todos los lugares del planeta, donde se están haciendo cosas novedosas.
"Los Guardianes del Día" contiene varias escenas memorables y presenta una recreación diferente y muy artística de un Apocalipsis.
La escenificación de los personajes en genial, cada uno se destaca en sus roles y sin el velo glamoroso propio de películas de Hollywood, hecho que les da más credibilidad y por ello presentan poses más reales ante situaciones totalmente irreales y mágicas.
Los mismos sobresalen porque son una expresión de rebelión a los arquetipos tradicionales y las tildes se las pone su interacción con el mundo urbano, con las calles de la Rusia de estos días, una nación que por cierto es presentada en este filme como un país ajeno a lo acostumbrado a ver en cintas de su rival en la extinta guerra fría.
"Dnevnoy Dozor" debe formar parte de la vídeoteca de cada cinéfilo amante de la acción y del terror, pues con su despliegue de efectos especiales, no pierde la inocencia y las ganas de proponer, sin sucumbir a los demonios de las taquillas.
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