22.5.05

La eterna lucha entre vampiros y sus cazadores


Juan Pablo Valero

LA TERCERA ENTREGA de Blade, llamada "Blade Trinity", regresa con todas las fuerzas para tratar de conquistar la taquilla venezolana, porque en los Estados Unidos hizo estragos por el estreno de otras grandes películas.


La historia parte en Irak, donde un grupo de vampiros se internan a un templo enterrado, para buscar a Drácula, el primer vampiro y el creador de la maligna raza, quien se moderniza tomando el nombre de Drake (Dominic Purcell).


Este vampiro tiene el poder de caminar bajo la luz del sol y su misión será destruir a Blade, un hombre mitad vampiro, mitad hombre, que desde varios años ha venido cazando y derrotando a la raza vampira.


Para lograr este triunfo los vampiros conspiran y lanzan una campaña mediática para convertir a Blade en un asesino y hacer que los cuerpos de seguridad del país se dediquen a capturarlo.


Lamentablemente el héroe de la película cae preso y es necesaria la intervención de dos nuevos cazadores, una de ellos es la hija ilegítima de Whistler (mentor de Blade), llamada Abigail (Jessica Biel), y Hannibal King (Ryan Reynolds).


Con este trío de cazadores comienza una aventura que se caracteriza por unas desenfrenadas secuencias de acción que mantendrán a muchos espectadores agarrados a sus asientos, pero sin nada más que ofrecer al género, porque el nuevo director no supo sacarle provecho a la saga, a pesar de haber sido el guionista de todas las películas.


Sin embargo, es una opción válida para los amantes de la acción y de los vampiros, porque esta vez el desdibujado Drácula es un enemigo digno para Blade, cosa que nunca sucedió en las anteriores entregas, que el enemigo siempre estaba por debajo de la fuerza del protagonista.


El 28 de enero de 2004, en la ciudad canadiense de Vancouver, finalizó la fotografía principal de "Blade Trinity" y se comenzó a proceder a la edición del filme que salió a las pantallas norteamericanas el pasado mes de diciembre, sin los resultados esperados por la casa productora.


En Blade Trinity se regresó al formato original, dejando atrás las innovaciones computarizadas llevadas a cabo por el director Guillermo del Toro en la segunda entrega. Por eso podemos ver una acción más urbana, donde predominan los escenarios reales y las batallas sin tantos artilugios virtuales, aunque el despliegue de efectos especiales es sencillamente descomunal.


Para muchos expertos en el tema, esta película marca el inicio de la decadencia de la saga, porque es la más descuidada de todos los filmes y ciertamente es así; el director no cuida muchos detalles y la película se pierde en varias inconsistencias, pero aun así el nombre de Blade es lo suficientemente grande como para que el espectador no sienta que perdió su dinero, aunque estará de acuerdo con que no es lo que se espera de la tan esperada película.


Luego de un desenfrenado inicio lleno de golpes, piruetas, explosiones y grandes peleas, el largometraje se sumerge en un "bajón", donde se explora a los dos nuevos personajes de la saga y se va dando un duelo psicológico entre el desdibujado Drácula y el protagonista de la serie.

Posteriormente se incrementa el ritmo en la última pelea entre los dos seres, donde el final es común para una saga, repleto de elementos que te den la oportunidad de grabar una cuarta parte.


En cuanto al reparto, Wesley Snipes exhibe su habitual rostro de piedra, donde la expresión no tiene cabida alguna, el cual ha empleado cada vez que da vida a Blade.


Jessica Biel se convierte en una heroína que golpea en numerosas ocasiones pero que no habla mucho, si bien se deja ver bastante para las delicias de los espectadores del género masculino, mientras que a Ryan Reynolds le toca ser el payaso de turno, diciendo los diálogos más inconsistentes de la película, que ni siquiera sus secuencias de acción pudieron salvar.


Finalmente, está Dominic Purcell, quien se vistió de Drácula, un personaje oscuro, carente de sazón y del poder del amo de las tinieblas, que se muestra desabrido y sin ningún carisma, lo que no es culpa del actor, sino del guionista que colocó palabras tan fuera de tono, que puede catapultar a este Drácula como uno de los peores de todos los tiempos, superado por el deshonroso manejo de los temas de vampiros que se hizo en el bodrio de Van Helsing.


En resumidas cuentas, tenemos una película diseñada para comer cotufas, pasarla bien y al salir del cine olvidar, mucha acción, poco contenido, pobres actuaciones, excelentes secuencias de peleas, música regular, y muchos recuerdos de taquillas exitosas que en esta entrega son un vago recuerdo pasajero.

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