5.6.05

El dilema entre el deber y lo correcto

Juan Pablo Valero
HOLLYWOOD nos trae otra película que evidencia su crisis de creatividad, ya que Asalto en el Precinto 13, es un remake de una película que realizó Jhon Carpenter en el año de 1976, hace 19 años atrás para ser exacto.
En Latinoamérica esta nueva versión se llamará Masacre en el Precinto 13, pero por respeto al nombre original lo dejamos como "asalto", porque aunque quieran vender una "masacre", éste no se acerca ni por casualidad a lo que se ve en el filme.
El gran punto a favor que tiene esta nueva versión, es que no trata de parecerse a su antecesora y busca constantemente tener una identidad nueva a pesar de nacer de una idea que el año que viene cumplirá dos décadas.
Otro elemento favorable es que no cae en los finales predefinidos al cual el cine norteamericano nos tiene acostumbrados, a pesar que cuenta con aspectos como el delincuente que puede cambiar su vida; el policía que lo atormenta su pasado; un funcionario público que está trabajando su último día antes de ser jubilado; una psiquiatra con más problemas que soluciones; entre otras cosas.
La historia es sencilla: el precinto policíaco 13, en la ciudad de Detroit, está por cerrar para siempre, y en la noche de Año Nuevo del 2005, durante una terrible tormenta de nieve, el Sargento Jake Roenick (Ethan Hawke), la secretaria Iris Ferry (Drea de Matteo) y un par de oficiales se encargan de empacar lo necesario para su eventual mudanza.
Pero inesperadamente llega un autobús policial con una extraña solicitud: debido a la intensa nevada, se ha decidido posponer el traslado del recién capturado criminal Marion Bishop (Laurence Fishburne), quien viene en compañía de un drogadicto, un ladrón y una pandillera que sostiene su inocencia.
En vez de arriesgarse a tener un accidente, prefieren encerrar temporalmente al prisionero en el calabozo del Precinto 13, hasta que el clima mejore. El Sargento Roenick acepta, pero al poco tiempo comienzan los problemas, cuando un escuadrón de hombres enmascarados atacan el Precinto, con la aparente intención de rescatar a Bishop.
Realmente los hombres que intentan entrar al maltrecho edificio son policías, bajo el mando de un comandante corrupto, el oficial Marcus Dubai (Gabriel Byrne), quien decide asesinar a Bishop para enterrar todos los secretos que involucraban al alto mando policial.
Por esta razón Roenick se tiene que enfrentar de nuevo a sus demonios, cuando tiene que decidir mover las piezas para salvar la vida de los presentes y poder elegir entre el deber y lo correcto.
En su tablero de juego tiene a un grupo de delincuentes, armas viejas y una edificación que se cae por su propia cuenta, mientras que en el otro lado tiene a un grupo de hombres fuertemente armados con lo mejor de la tecnología.
Jean-Franáois Richet en su rol de director, marca la diferencia cambiando los pandilleros de la original por policías quitándole elementos de violencia para sumarle suspenso y temas políticos, como es el caso de la corrupción policial.
Esta nueva versión no tiene el humor negro de su antecesora, y de hecho se convierte en un filme de suspenso serio y formal, pero que cumple con las necesidades del género.
Las actuaciones son sólidas. Laurence Fishburne da vida a un frío asesino que a pesar de defenderse de los malos, no abandona su malévola naturaleza en ningún momento y hace un papel creíble e inteligente. Ethan Hawke hace del protagonista atormentado por los errores del pasado y se desempeña excelentemente en el rol sin sobreactuar ni aburrir; por su parte Bryrne interpreta un personaje común en las películas de este tipo, sin embargo le saca el juego y a pesar de las limitaciones logra intimidad como malo.
Jhon Leguizamo hace un papel de drogadicto y su maquillaje es tan bueno, que hasta que ves los créditos no te das cuentas que se trata de este reconocido actor; el resto del elenco no decepciona y el público puede ver una labor destacada a nivel histriónico.
La única excepción es el rapero Ja Rule, que trae consigo un ganster de poca monta que habla de sí mismo en tercera persona y que la única finalidad en la historia es que le disparen a mansalva.
Este "refrito" es una buena cinta de suspenso, así que no caigan en el engaño de que es una película de acción, porque saldrán defraudados. A los amantes de la violencia en la gran pantalla, esta cinta tiene buenas secuencias de disparos y golpes, pero sin duda el peso de la trama recae en la presión psicológica de los personajes y de sus dilemas existenciales.
Rara vez uno se encuentra con una nueva versión que sea buena, como siempre la original sale ganando, pero en este caso se presenta bajo un nuevo concepto, con una identidad propia que hace posible que usted pueda ver y disfrutar de estos dos filmes por igual, porque estará viendo cosas relativamente distintas.
FICHA

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