Todo está iluminado
Juan Pablo Valero
Unos dientes postizos y su reflejo en un vaso de agua, un pendiente con un grillo inundado en ámbar, unos lentes, una abuela con un secreto al borde de una cama, el recuerdo de su esposo aún rondando por la habitación y una fotografía como punto de partida; fue lo que encontró Jonathan Safran Foer (Elijah Word) como bitácora para un viaje sencillamente increíble.
La decisión la tomó al frente de su pared de recuerdo, una especie de altar a su familia, donde tenía prendas de cada quien encerradas en bolsas plásticas y con suficiente información para determinar la procedencia de cada una y cómo esos utensilios estaban conectados con su vida y la de los suyos.
Jonathan toma un avión de los Estados Unidos a Ucrania, para buscar la mujer de la foto que salvó a su abuelo y por ende a su familia, del holocausto de la segunda guerra mundial. Sus guías para esa aventura eran tres disparatados personajes: Alex (Eugene Hutz), un disparatado ucraniano, amante de la cultura americana, especialmente los puntos relacionados con el hip hop, Michael Jackson y todo lo que tiene que ver con lo afro de los Estados Unidos; el abuelo de Alex (Boris Leskin), un extraño señor con muchos secretos, y la firme creencia que es ciego aunque su vista está perfectamente bien, con un carácter endemoniado capaz de asustar a cualquiera; la tercera del grupo es una perra llamada Sammy Davis Jr. Jr., de raza callejera, con agresividad constante y una locura que la hace atacar a todos los refrigeradores que se encuentre a su paso, aunque muchas veces sale herida por golpearse con ellos.
La familia de Alex tiene un extraño negocio familiar, que consiste en pasear a los judíos sobrevivientes de la segunda guerra mundial por las tumbas de sus seres queridos, quienes murieron lamentablemente en este conflicto bélico y es por eso que deciden aceptar el generoso pago de Jonathan, sin saber que estarían envueltos en una travesía que conectaría sus génesis y aflorarían muchos acontecimientos importantes como el amor, la dignidad y un milagro bajo la faz de una luna a medio camino de estar llena.
En el transcurso del viaje hacia un lugar desaparecido en medio de una pujante Ucrania que tenía pocos años de haberse separado de la Unión Soviética, conecta a los pasajeros de este pequeño automóvil ruso con personajes encontrados en los más distantes senderos de este país.
Su destino se enmarcará en un lugar colmado de girasoles, donde encontraran las respuestas a todos sus interrogantes, especialmente a la necesidad de trascender y dejar una huella en la vida, para que otro recoger ese testigo y llevarlo a puntos más lejanos, a donde reside la eternidad.
Antes de despedir esta entrega de Caleidoscopio, quiero agradecer a la señora Beatriz por su gesto y por el valor del detalle que tuvo con este servidor, porque gracias al mismo, se puede entender una dimensión nueva del cine venezolano, que se oculta detrás de la boletería y de las cotufas de cualquiera de nuestras salas de exhibición de largometrajes. La verdad no tengo palabras para agradecerle el bonito presente y su aporte a esta columna de quien suscribe.
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