17.2.07

Diamante de Sangre


Juan Pablo Valero

Un sol enfermo de muerte muestra su lado más rojizo. Y ante sus pies, un país del continente negro enfrenta lo peor de la miseria humana, cuando hijos de una misma patria se asesinan unos a otros para cumplir la imposición de una ideología o el mantenimiento de un régimen incompetente.
A los habitantes de Sierra Leona les tocaba vivir a final del siglo pasado, una de las más crueles guerras civiles de la historia del mundo, cuando el Frente Revolucionario Unido (RUF) de Foday Sankoh se sublevó contra el gobierno y atacó a las aldeas con balas y un odio irrefrenable. Al final, más de dos millones de personas abandonaron su nación y cientos de miles derramaron su sangre en tierras repletas de diamantes.
En este escenario real, el director de la película "Diamante de Sangre", Edward Zwick, inserta a tres personajes movidos por diferentes aristas, pero siempre centrados en uno de los alótropos del carbono (diamante) con un gran tamaño y belleza, que despierta las ambiciones de muchos bandos, los cuales harán lo posible por apoderarse de esta piedra preciosa.
Danny Archer (Leonardo DiCaprio) es un mercenario que busca efectuar tratos con las guerrillas de Sierra Leona para hacerse de los mejores diamantes a cambio de armas para la destrucción y, por un error en sus operaciones, queda inmerso en una situación que lo lleva hacia el botín más cuantioso de su carrera como contrabandista.
Este actor hace, sin duda, el mejor papel de su carrera, donde escenifica a un hombre con una coraza emocional que se aprovecha de su mala fama para llegar a donde sea posible; una persona que tomó como ventaja la oscura leyenda que se cernía sobre sí mismo para colocarse en los sitios más peligrosos y salir ganando siempre, aunque la condición humana de su interior lo traiciona cada vez que puede, desviando sus caminos a lugares que él mismo detesta.
Salomón Vandy (Djimon Hounsou) es víctima de un país olvidado por Dios y convertido en sucursal del diablo debido al conflicto armado que un día pisó su aldea y escupió balas como si fuera un enjambre de abejas asesinas. Mientras sus vecinos caían abatidos, Salomón hacía lo imposible por salvar a su esposa y tres hijos en medio de esa tormenta de disparos y desgracias, cayendo preso en el intento y llevado a una mina de diamantes, donde se encuentra con un ejemplar que hará hervir la avaricia de muchas personas en el mundo.
Hounsou hace un papel gigante y lleva el ritmo de la película junto al protagonista DiCaprio, ofreciendo al espectador momentos cargados de sentimientos con una fuerza arrolladora, incluso por encima de la mortandad de este largometraje.
Completa el cuadro Jennifer Connelly, quien da vida a Maddy Bowen, una periodista casada con la verdad, que busca la información correcta para develar al mundo cómo los diamantes de este país son comprados por grandes empresas del ramo y con ese dinero se ayuda a financiar al grupo rebelde y todas sus acciones condenables, como la destrucción de la infancia al cambiar juguetes por armas de guerra.
"Diamante de Sangre" es una película fuerte que acentúa la denuncia del tráfico de piedras preciosas en naciones en conflicto para aprovecharse del precio más económico y que, a pesar de su prohibición por varias organizaciones, se siguen adquiriendo para ser vendidas a personas, quienes, queriendo comprar un pedazo de ilusión, se llevan a casa tan solo un fragmento de barbarie y de gritos que un planeta sordo no escucha.
El mensaje llega claro y fuerte dejando de lado la pretensión de entretener, como la gran mayoría de los productos fílmicos, para darle paso a una denuncia sobre un hecho que enlaza, de manera irónica, el lujo con la miseria. Aquí radica su punto ambivalente que le da poder ante la crítica especializada pero que, a su vez, le resta sintonía con los espectadores "promedio", acostumbrados a ver filmes menos complicados que no invitan a pensar.
Esta producción es digna de analizar y ver ya que es necesario abrir los ojos ante un mundo lleno de palabras, voces y tinieblas. Porque muchas cosas que suceden en algún lugar lejano podrían generarse en el propio feudo de quien trata de escaparse de la realidad y luego se encuentre desarmado cuando el horror toque a su puerta.
El largometraje de Zwick es claramente político, decorado con una fascinante puesta fotográfica que muestra a los escenarios como personajes que van tomando las tonalidades de las situaciones presentadas, como el sol que torna cada vez más rojo a medida que los asesinos van ganando terreno.
"Diamante de sangre" es una invitación a despojarnos del egoísmo, a luchar por causas comunes, a defender a la familia con todas las armas, a no dejarse arrollar por las circunstancias y, más aún, a no confundir todo lo que brille con gemas preciosas.

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