21.7.07

Harry Potter y la Orden del Fénix


Incontrovertiblemente es que "Harry Potter y la Orden del Fénix", quinta entrega de la saga de las aventuras del mago adolescente, sea una de las mejores junto a la presentada por el mexicano Alfonso Cuarón y a pesar de que está basada en uno de los libros más tediosos de J.K. Rowling, es una de las cintas más emocionantes que se han realizado de los estudiantes de Hogwarts.
David Yates, un novel director, con un trabajo destacable en televisión, asumió las riendas de este proyecto que sería el más oscuro de todos los anteriores y tomando los elementos visuales planteados por los anteriores directores, creó un estilo propio.
Yates no pierde el tiempo y, desde el inicio, impacta al espectador con grandes tomas, una excelente fotografía y efectos especiales, dejando atrás el tibio desempeño en estos departamentos de la anterior cinta "Harry Potter y el Cáliz de Fuego".
La persona que se encargó de adaptar al cine esta obra literaria fue Michael Goldenberg, quien afrontó las más de 900 páginas del libro y presentó una versión vertiginosa de lo que es, quizás, el libro más aburrido de la saga de la escritora inglesa sobre el mago Potter.
El director hizo un gran trabajo a la hora de presentar datos del libro de manera rápida a través de un juego de titulares del diario El Profeta, comentarios de los personajes y algunos flashbacks muy útiles; los comentarios de Hermione Granger hicieron posible que la cinta no bajara la velocidad en casi ningún momento.
Irónicamente, los datos que quedaron por fuera eran los relacionados con la Orden del Fénix, agrupación en la que se centra la versión literaria; no se desarrollaron personajes interesantes como Tonks, la participación de Sirius es casi nula y la de Remus Lupin es por demás de adorno.
También se quedó fuera del metraje la relación del profesor Snape con el bando de Voldemort, hecho que resulta importante en la película que viene; sin embargo, en la concepción final de la cinta no hizo mucha falta.
Se revitalizó la imagen mancillada del protagonista de la saga por el lamentable enfoque del anterior director Mike Newell sobre la valentía de este muchacho, que fue aplastada al mostrar a un joven que escapaba de todo por mera casualidad, lleno de miedo y con arranques suicidas cuando todo estaba perdido.
Esta vez se muestra a un Harry sosegado y didacta, capaz de comandar al Ejército de Dumbledore a una batalla magistral al final de la cinta que, sin duda, será del agrado de los fanáticos.
Pero la que se robó el show fue la actriz Imelda Staunton en la escenificación de Dolores Umbridge. Logró ser odiada por la audiencia con una puesta en escena mórbida de este personaje y resaltó con determinados gestos el deseo unánime de los cinéfilos de querer golpearla. Sin discusión, ella es la estrella de esta entrega.
Por el contrario, la participación de Helena Bonham Carter como Bellatrix Lestrange es bastante gris y sobreactuada y no le ayudó que más del 70 por ciento de sus diálogos fueron eliminados de la cinta.
La química entre los personajes centrales de Hermione, Ron y Harry se acentúa y, además, con la suma de estudiantes dispuestos a luchar contra el mal, en esta cinta queda claro que por mucho que intente colocarlos como adolescentes no van a poder lograrlo; ellos llegaron a la adultez fílmica y si se saben sacudir estos personajes al terminar la filmación de la séptima y última entrega, serán referencia a la hora de hablar de grandes actores.
Los escenarios también merecen una mención aparte pues Yates y su equipo logran mostrar un rostro más urbano del mágico mundo de Harry, al mezclarlos con la realidad de una Londres nocturna; los nuevos sitios presentados en esta película, sencillamente, son espectaculares, siendo la joya de la corona la sala donde se encuentran las profecías.
Al Harry a darse cuenta del poder de su amistad, comienza también a soltar las muletas para poder andar sólidamente hacia su enfrentamiento mortal con el mago cuyo nombre no debe ser nombrado, y para ello contará con la más poderosa magia, la que nace del amor.

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