La reina de las marismas conquistó a las cinco águilas blancas
Juan Pablo Valero
En el pedestal natural que brindó la ciudad de Mérida, la Virgen del Rocío fue llevada en hombros por varias calles de la ciudad hasta la Plaza de Toros Román Eduardo Sandia; dejando alrededor de ella una estela de alegría y de bailes flamenco, de recias voces y de movimientos míticos, en el marco de una celebración religiosa de carácter mundial, donde se llenó de color a esta hermosa ciudad occidental.
Por la entidad carabobeña estuvieron presentes las academias Estudio Flamenco La Romería y Las Lizarraga, las cuales dejaron en alto el gentilicio carabobeño, al demostrar por qué la entidad es una de las pioneras en este arte milenario.
La procesión partió desde la hermosa plaza de Milla, donde los picos de la cordillera andina pusieron su belleza como escenario a esta virgen española, quien atrajo a decenas de personas a celebrar su devoción en las calles de la ciudad occidental.
Durante un recorrido por varias calles, la imagen sagrada hizo varias paradas en diferentes locaciones, donde fue recibida por personas llenas de júbilo y fe, mientras que integrantes de las academias de Mérida y de Carabobo realizaron bailes flamencos en honor a la blanca paloma, con la bendición tácita de las cinco águilas blancas.
Una de las paradas más recordadas de la velada fue la escenificada por el Estudio Flamenco La Romería, casi al final del recorrido, donde ejecutaron majestuosamente una coreografía de aires gitanos en honor a la reina celestial, a la sultana de las marismas.
El recorrido fue engalanado por la voz de Ricardo Sánchez, quien demostró un portento de voz y un gran talento para escenificar las canciones en honor a esta figura religiosa, capturando la admiración de los presentes en este acto.
Este evento organizado por la Asociación Rociera de Mérida en Venezuela, el pasado 18 de mayo, contó con la colaboración de varias academias de la región andina, las cuales demostraron la alta calidad de este arte en estas localidades, debido a las grandes exhibiciones de pasión flamenca que dejaron impresas en las calles y en la plaza de toros.
Luego de varios minutos de recorrido al son de las canciones españolas, fuegos artificiales y una procesión equina al final de la marcha, la divina imagen llegó a la sede de la tauromaquia de la ciudad más alta de Venezuela, donde fue depositada al lado de las personas que se encargarían de dedicar la homilía en esta bella misa rociera.
En el interior de la Plaza de Toros Román Eduardo Sandia, se hizo lectura a palabras en honor a esta virgen ancestral, quien ha liderado una de las tradiciones religiosas más multitudinarias del planeta, la cual se repite en varios países del mundo, dejando en alto la devoción a la Virgen del Rocío en cantos y bailes, llenos de arte, pasión y vistosidad.
En esta edificación donde el sol y la sombra se reparten los espacios, de nuevo la voz de Ricardo Sánchez lideró una experiencia para el recuerdo, mientras que el sacerdote conducía la misa, los participantes leían textos que narraban la grandeza de la Madre de Dios y las academias dejaban su huella en la arena de esta plaza.
En el pedestal natural que brindó la ciudad de Mérida, la Virgen del Rocío fue llevada en hombros por varias calles de la ciudad hasta la Plaza de Toros Román Eduardo Sandia; dejando alrededor de ella una estela de alegría y de bailes flamenco, de recias voces y de movimientos míticos, en el marco de una celebración religiosa de carácter mundial, donde se llenó de color a esta hermosa ciudad occidental.
Por la entidad carabobeña estuvieron presentes las academias Estudio Flamenco La Romería y Las Lizarraga, las cuales dejaron en alto el gentilicio carabobeño, al demostrar por qué la entidad es una de las pioneras en este arte milenario.
La procesión partió desde la hermosa plaza de Milla, donde los picos de la cordillera andina pusieron su belleza como escenario a esta virgen española, quien atrajo a decenas de personas a celebrar su devoción en las calles de la ciudad occidental.
Durante un recorrido por varias calles, la imagen sagrada hizo varias paradas en diferentes locaciones, donde fue recibida por personas llenas de júbilo y fe, mientras que integrantes de las academias de Mérida y de Carabobo realizaron bailes flamencos en honor a la blanca paloma, con la bendición tácita de las cinco águilas blancas.
Una de las paradas más recordadas de la velada fue la escenificada por el Estudio Flamenco La Romería, casi al final del recorrido, donde ejecutaron majestuosamente una coreografía de aires gitanos en honor a la reina celestial, a la sultana de las marismas.
El recorrido fue engalanado por la voz de Ricardo Sánchez, quien demostró un portento de voz y un gran talento para escenificar las canciones en honor a esta figura religiosa, capturando la admiración de los presentes en este acto.
Este evento organizado por la Asociación Rociera de Mérida en Venezuela, el pasado 18 de mayo, contó con la colaboración de varias academias de la región andina, las cuales demostraron la alta calidad de este arte en estas localidades, debido a las grandes exhibiciones de pasión flamenca que dejaron impresas en las calles y en la plaza de toros.
Luego de varios minutos de recorrido al son de las canciones españolas, fuegos artificiales y una procesión equina al final de la marcha, la divina imagen llegó a la sede de la tauromaquia de la ciudad más alta de Venezuela, donde fue depositada al lado de las personas que se encargarían de dedicar la homilía en esta bella misa rociera.
En el interior de la Plaza de Toros Román Eduardo Sandia, se hizo lectura a palabras en honor a esta virgen ancestral, quien ha liderado una de las tradiciones religiosas más multitudinarias del planeta, la cual se repite en varios países del mundo, dejando en alto la devoción a la Virgen del Rocío en cantos y bailes, llenos de arte, pasión y vistosidad.
En esta edificación donde el sol y la sombra se reparten los espacios, de nuevo la voz de Ricardo Sánchez lideró una experiencia para el recuerdo, mientras que el sacerdote conducía la misa, los participantes leían textos que narraban la grandeza de la Madre de Dios y las academias dejaban su huella en la arena de esta plaza.
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