16.12.06

Dèjá vu


Juan Pablo Valero

Un teléfono celular buscaba con toda la potencia de su timbre el "aló" de su portador; él, encerrado en una bolsa de cadáveres con su dueño, no encontraría respuesta alguna. Dentro de este envoltorio constituía una escena macabra para el agente Doug Carlin, quien llegaba a la escena del crimen de un atentado terrorista.
Denzel Washington da vida a este agente forense que busca conseguir las evidencias necesarias para atrapar a la persona que se encargó de colocar una gran cantidad de explosivos en un ferry cargado con miembros de la Marine y muchos inocentes que iban a disfrutar de una fiesta en una Nueva Orleans cuando apenas se levanta de los embates del huracán Katrina.
Este filme es dirigido por Tony Scott, quien luego de no salir bien parado con "Dominó", donde actuó Edgar Ramírez, decide probar suerte esta vez con muchos cabos controlados; el primero es el elenco que cuenta con Denzel Washington, Val Kilmer y Jim Caviezel; el segundo es la producción que está bajo el más exitoso hombre de la industria del cine como lo es Jerry Bruckheimer; el tercer cabo es el tipo de película, sin duda, es del agrado de los cinéfilos, quienes están ávidos de este tipo de filmes que aceleran la adrenalina y algo de confusión entre lo real y lo que puede ser real.
Con 75 millones de dólares de presupuesto, este Thriller no desentona y cumple comedidamente su rol primordial que es entretener y darle al espectador 128 minutos de esparcimiento y al menos un envase de cotufas con su respectivo refresco, totalmente consumidos al final de la función.
Siguiendo con la trama de esta película, el agente Doug Carlin es informado del hallazgo de un cuerpo de mujer quien, al parecer, forma parte de la macabra escena del crimen del atentado, pero el agente policial se da cuenta de que muchas cosas no están en su lugar y consigue una clave de suma importancia en el desarrollo de estos brutales hechos.
Al entregar el resultado de su información a los representantes del FBI, se le pide que forme parte del equipo que tratará de conseguir al culpable. Es así como se pone bajo las órdenes de Andrew Pryzwarra, interpretado por Val Kilmer, quien dirige una unidad dotada de tecnología que permite ver las repeticiones del tiempo a través de una especie de saltos especiales.
Con este aparataje ven lo que sucedió tres días antes en cualquier parte del mundo y con esa información, que no se puede detener, tratan de encontrar a la persona que cometió estos asesinatos, sin saber que con sus acciones podrían trastocar el tiempo y cambiar la línea de los hechos a otra diferente, a pesar de que el universo trataba de corregir cualquier falla que se diera en los pasados paralelos, para mantener el equilibrio.
El protagonista Denzel Washington, a pesar de hacer un papel aceptable, se aprisiona en roles repetidos, irónicamente un Dèjá vu histriónico, donde el perfil es el mismo; un policía solitario, que vive sólo para su trabajo, con una personalidad cínica y que se enamora de la víctima, amor que hace posible que el agente arriesgue su vida por conseguir la salvación de ese ser ante el cual abdicó a primera vista y, en este caso, se rozan los límites de lo necrofílico al pautarse este evento en una sala de autopsia.
Jim Caviezel hace todo lo posible por salir del papel de la "Pasión de Cristo" y encarna a Carroll Oerstadt, un fanático y despiadado asesino, quien intenta hacer valer su patriotismo generando más de 500 muertes y el profundo dolor de todas las personas que pierden a sus seres queridos, en un escenario que aún sufre las consecuencias de un fenómeno natural que arrasó con casi todo en una de las regiones más felices de Estados Unidos.
Dèjá vu es una película que no pasará a la historia del cine pero si hará su función en este año que se despide al convertirse en una de las cintas que se pueden disfrutar, en un 2006 que se caracterizo por bodrios, malos intentos y muchos engaños al espectador.

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