De Rocketeer y los cines de Valencia
Juan Pablo Valero
El cine sin duda es un mundo lleno de magia y capaz de ser lo más parecido que existe a una "máquina del tiempo", porque atesoran momentos de la vida de cada quien y se muestran cada vez que se vuelve a ver ese filme que tanto nos gustó en determinado momento de nuestra existencia.
En mi caso particular la primera película que quise ver con ansias en las salas de cine era "Rocketeer", película que se estrenó en el año de 1991. Esta cinta coincidió con la llegada de las ya históricas antenas parabólicas que ocupaban casi la mitad de la azotea de un edificio, para mostrar entre 6 y 8 canales de televisión, al menos en su inicio.
En el canal Disney el famoso Justin Timberlake era parte del Mickey Mouse Club y cantaba acompañado de unas niñas llamadas Britney Spears y Crhistina Aguilera; el bloque estelar era conformado por este popular programa y otro llamado "Kids Incorporated" que era por así decirlo el antecedente del actual "High School Musical" y de cual formó parte la actriz Jennifer Love Hewitt, quien interpretó a Robin entre el 89 y el 91; la famosa cantante Fergie de Black Eyes Peas también figuró en varios capítulos de la misma.
En este canal se pasaba a cada momento los trailers de la película y como era de esperarse la misma llegó primero a los canales de antena parabólica que a los cines valencianos, que para ese momento no tenían la tecnología de ahora y lo que estaba en cartelera podía durar meses como fue el caso de "El Guardaespaldas" que duró casi la mitad de un año en exhibición en un reconocido cine del momento que quedaba en uno de los centros comerciales de la avenida Bolívar Norte.
Antes de la llegada de las multisalas y la construcción de grandes centros comerciales, las salas de cine eran especiales, repletas de magia y anécdotas que se sumaron a todo un archivo de recuerdos, que hoy atesoran muchos venezolanos.
En el momento que yo comience a ir a las salas de cine la entrada costaba 60 bolívares y los tickets eran iguales a los de las ferias itinerantes que visitaban la ciudad y las comunidades cercanas; era todo un espectáculo ver como la vendedora o vendedor rasgaba tu entrada de una especie de quilópodo de cartón.
Las cotufas venían en bolsas muy pequeñas, similares a las de las farmacias y panaderías usan para entregar artículos pequeños o en su defecto venían decoradas con el blanco y rojo de los cines clásicos de los Estados Unidos.
Las salas tenían su personalidad definida, una de ella que era doble y quedaba frente al Polideportivo Misael Delgado, estaba provisto de obstáculos visuales y esos puestos eran muy buscados por las parejas, las cuales posteriormente tenían que alquilar la misma película en el formato de VHS porque en esa función no pudieron verla bien.
Casi al lado había una sala con el nombre de la primera letra del alfabeto griego, la cual contaba con un sistema de enfriamiento bastante particular, nada más y nada menos que una serie de ventiladores de techo. En la urbanización La Viña estaban otro par de salas, de las cuales se daba el fenómeno de no proyectar la película por falta de asistente y en más de una ocasión sacaban a los tres o cuatro ciudadanos que asistían a ver el largometraje.
Los autocines de la urbanización El Trigal y el Car en Guataparo; tenían un ambiente de fiesta siempre, una especie de kermés al aire libre en donde se veía muchas cosas bastante graciosas, como el hecho de que la maleta de los carros se escondía un pelotón de muchachos que no querían pagar la entrada y las reuniones que se daban en medio de la proyección.
El cine que quedaba en la urbanización La Isabelica se caracterizaba por poner las películas de terror populares de la época, en donde el factor común denominador era el envenenamiento de una especie animal que se volvía más grande o más venenoso y atacaba a cuantos se les atravesaban; siendo los ataques más populares de ratas, perros, hormigas, abejas y aunque usted no lo crea, conejos.
El cine más poderoso del momento quedaba a pocos metros de la Plaza Montes de Oca y era muy confortable, fue el primero el usar el sonido de varias dimensiones y lo estrenaron con películas como "Limite Vertical" hace ya 6 años y en el cual lo más curioso que se daba era la bandada de murciélagos que a veces se coleaban dentro y causaban un verdadero revuelo entre los asistentes.
Todos esos recuerdos fueron evocados por volver a ver "Rocketeer", una de las mejores cintas para adolescentes amantes del comic, con una bella Jennifer Connelly, que ha sido de todo el elenco la única que ha permanecido en el tiempo, incluso por encima del actor antagonista Timothy Dalton, quien según las encuestas de fanáticos es el James Bond menos conocido de todos los tiempos.
Siempre es bueno sentarse en el sofá de su casa frente al televisor y colocar películas de antes, para poder recordar muchas y hasta sentir cosas muy agradables, hacer un corto viaje al pasado, sin necesidad de pagar boletos.
En mi caso particular la primera película que quise ver con ansias en las salas de cine era "Rocketeer", película que se estrenó en el año de 1991. Esta cinta coincidió con la llegada de las ya históricas antenas parabólicas que ocupaban casi la mitad de la azotea de un edificio, para mostrar entre 6 y 8 canales de televisión, al menos en su inicio.
En el canal Disney el famoso Justin Timberlake era parte del Mickey Mouse Club y cantaba acompañado de unas niñas llamadas Britney Spears y Crhistina Aguilera; el bloque estelar era conformado por este popular programa y otro llamado "Kids Incorporated" que era por así decirlo el antecedente del actual "High School Musical" y de cual formó parte la actriz Jennifer Love Hewitt, quien interpretó a Robin entre el 89 y el 91; la famosa cantante Fergie de Black Eyes Peas también figuró en varios capítulos de la misma.
En este canal se pasaba a cada momento los trailers de la película y como era de esperarse la misma llegó primero a los canales de antena parabólica que a los cines valencianos, que para ese momento no tenían la tecnología de ahora y lo que estaba en cartelera podía durar meses como fue el caso de "El Guardaespaldas" que duró casi la mitad de un año en exhibición en un reconocido cine del momento que quedaba en uno de los centros comerciales de la avenida Bolívar Norte.
Antes de la llegada de las multisalas y la construcción de grandes centros comerciales, las salas de cine eran especiales, repletas de magia y anécdotas que se sumaron a todo un archivo de recuerdos, que hoy atesoran muchos venezolanos.
En el momento que yo comience a ir a las salas de cine la entrada costaba 60 bolívares y los tickets eran iguales a los de las ferias itinerantes que visitaban la ciudad y las comunidades cercanas; era todo un espectáculo ver como la vendedora o vendedor rasgaba tu entrada de una especie de quilópodo de cartón.
Las cotufas venían en bolsas muy pequeñas, similares a las de las farmacias y panaderías usan para entregar artículos pequeños o en su defecto venían decoradas con el blanco y rojo de los cines clásicos de los Estados Unidos.
Las salas tenían su personalidad definida, una de ella que era doble y quedaba frente al Polideportivo Misael Delgado, estaba provisto de obstáculos visuales y esos puestos eran muy buscados por las parejas, las cuales posteriormente tenían que alquilar la misma película en el formato de VHS porque en esa función no pudieron verla bien.
Casi al lado había una sala con el nombre de la primera letra del alfabeto griego, la cual contaba con un sistema de enfriamiento bastante particular, nada más y nada menos que una serie de ventiladores de techo. En la urbanización La Viña estaban otro par de salas, de las cuales se daba el fenómeno de no proyectar la película por falta de asistente y en más de una ocasión sacaban a los tres o cuatro ciudadanos que asistían a ver el largometraje.
Los autocines de la urbanización El Trigal y el Car en Guataparo; tenían un ambiente de fiesta siempre, una especie de kermés al aire libre en donde se veía muchas cosas bastante graciosas, como el hecho de que la maleta de los carros se escondía un pelotón de muchachos que no querían pagar la entrada y las reuniones que se daban en medio de la proyección.
El cine que quedaba en la urbanización La Isabelica se caracterizaba por poner las películas de terror populares de la época, en donde el factor común denominador era el envenenamiento de una especie animal que se volvía más grande o más venenoso y atacaba a cuantos se les atravesaban; siendo los ataques más populares de ratas, perros, hormigas, abejas y aunque usted no lo crea, conejos.
El cine más poderoso del momento quedaba a pocos metros de la Plaza Montes de Oca y era muy confortable, fue el primero el usar el sonido de varias dimensiones y lo estrenaron con películas como "Limite Vertical" hace ya 6 años y en el cual lo más curioso que se daba era la bandada de murciélagos que a veces se coleaban dentro y causaban un verdadero revuelo entre los asistentes.
Todos esos recuerdos fueron evocados por volver a ver "Rocketeer", una de las mejores cintas para adolescentes amantes del comic, con una bella Jennifer Connelly, que ha sido de todo el elenco la única que ha permanecido en el tiempo, incluso por encima del actor antagonista Timothy Dalton, quien según las encuestas de fanáticos es el James Bond menos conocido de todos los tiempos.
Siempre es bueno sentarse en el sofá de su casa frente al televisor y colocar películas de antes, para poder recordar muchas y hasta sentir cosas muy agradables, hacer un corto viaje al pasado, sin necesidad de pagar boletos.
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