Camaleónica Punk
Laiza Aponte es una artista mimética, quien detrás de sus constantes cambios de look, es una de las grandes promesas de la música del país y su disco Mente en Blanco así lo confirma.
En una de las contratapas aparece Laiza con un micrófono en la sien una fiel promesa de lo que está en el interior de esta producción, porque su voz y sus poderosas canciones se te quedan en la cabeza, como un ultimátum cerebral, como una bala en medio de los pensamientos.
Doce canciones conforman esta producción, una de ellas un cover de La Leche, dos versiones de Pacífica, una pista compartida entre Laiza y el exbaterista de Zapato 3. Diego Márquez, por último 8 tracks uña y carne de la propia cantante.
El corte promocional Frank Black, que abre el disco es una de esas canciones que te sacuden el espinazo y te hacen blandir la cabeza, de una manera subconsciente y enérgica, de esos sonidos que se quedan plasmadas en una dimensión etérea y que se manifiestan como fantasmas, demostrando su don omnipresente, y en vez de cómo dice la letra de la misma no aparece para dar puñaladas, sino para dar dosis de energía de esas que se siente en cada glóbulo rojo.
La segunda canción llamada Mente en Blanco, le da nombre a esta producción, y es una creación de Laiza, tanto en su conciencia como en su piel; una declaración de rebeldía y un mensaje claro de no renuncia a su feminidad, de mostrar un carácter fuerte e indomable, una declaración de poder y una oda a la espera.
Eterno muestra que la voz de esta artista es una de las más melodiosas de las nuevas generaciones de músicos del patio, es un disparo al silencio, una buena canción para amanecer en una carretera, buscando inciertos y nuevos horizontes.
Respirar por su parte muestra otras dimensiones de Laiza, donde incursionan otros ritmos más cercanos a la playa, una canción agradable y poderosa, y a pesar de la lírica donde se narra la posesión de un infierno portátil y lágrimas por encargar, es una canción variopinta con dos lados, con dos visiones y con una sola manera de sentirla.
Loser no necesita mayores explicaciones, el nombre lo dice todo y su ejecución musical es impecable y mantiene ese espíritu de los Ramones, ese sonido sin etiquetas que invita a romper todo, nada que ver con las mutaciones que ha sufrido este ritmo hacia un producto bastante etiquetado, sin embargo, Laiza, le regala a un universo de oídos un regreso a la génesis, pero sin dejar de sonar actual.
Por su parte Miedo es una versión más lenta en cuanto a la variedad de sonidos, un equilibrio sónico que le da ese toque a la producción, donde todo no se va por un solo camino, y muestra la variedad que tiene esta cantante y a pesar de ser una balada, es un llamado de atención y una puntualización a los laberintos del miedo.
Tu regreso suena a intimidad, a la agonía de la espera de un regreso interrumpido, una serie de cristales rotos sin orden, una serie de fragmentos de recuerdos que se unen en un complaciente pero inconcluso rompecabezas, una añoranza a destiempo, un destierro.
Con Ya Sé, se sube la intensidad y se recobran las ganas de subirle al reóstato y patear al aire, al reflejo mental de esa persona que perece en la bitácora mental, esa aceleración que provoca pasar la página con fuerza y si es posible arrancarla de raíz.
Time To cry, demuestra que Laiza puede tranquilamente funcionar en inglés y su calidad no tiene nada que envidiarle a las grandes del género en el idioma anglo, y es una canción que llama la atención y te seduce a oírla y sus acordes te invaden de una manera sinvergüenza y adictiva.
Camino Sin Final es un manifiesto contra el estatus de ceguera emocional, una crítica a la indeterminación que no permite afianzar los pasos en el asfalto y a la comodidad de una noche, una acentuación a la impotencia de amar y de correr riesgos en pro del porvenir.
Mintiendo es una canción fresca, con un sonido relajado y su letra describe el impulso de un ajeno a cometer falacias, de sembrar lo contrario a la verdad como método de escape y de evasión a la felicidad.
Brother es una canción cuya sonoridad evoca a las Big Bands de antaño y la letra es sumamente personal, un relato de una perdida, un tributo a un ser perdido con las brisas de diciembre, un mes por demás oscuro a la hora de llevarse a personas tan bien amadas.
En líneas generales la producción de Laiza, tiene canciones que con el pasar de los años podrán ser ejemplos a la hora de hablar de las cosas nuevas que se están haciendo en el rock en Venezuela, un sonoro recordatorio de lo que puede ser un antes y un después a la hora de hablar de cómo se ejecuta la música en este país.
Mente en Blanco, es una pieza de catalogo, algo que no puede dejar de tenerse en la colección musical y un objeto fijo a la hora de tomar el volante y recorrer kilómetros a alta velocidad.
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