Jenifer Maduro: Una belleza auténtica y demoledora.
De verbo ácido y certero, Jenifer Maduro, es una de las representantes de la hermosura femenina de la entidad carabobeña, nacida en el litoral, es una de las modelos más enigmáticas y talentosas del país.
Ella no tiene miedo de decir lo que piensa y deja siempre en claro su punto de vista, le guste a quien le guste, su nivel de autenticidad es poco común en un mundo donde muchas optan por lo preestablecido. Con eso se ha labrado un nombre y sin temor a nada decide afrontar cada reto que se le coloque al frente.
Entre las primeras respuestas de la entrevista marca la diferencia entre el modelaje que se practica en estas tierras con en el de exterior, explica que afuera toman seriamente a las mujeres que ejercen este oficio y las tratan como unas profesionales, mientras que Venezuela, hay personas que no tienen la cultura para asumir este hecho, tildándolas de una serie de peyorativos que solo evidencia la falta de conciencia de los atacantes.
A pesar de lo organizado de los mercados foráneos, Jenifer Maduro es amante de su tierra y no cambiaría los momentos que vive al lado de sus seres queridos por nada del mundo.
Comenta que en el país hay muy pocas plazas para obtener buenos trabajos y que hay muchos irresponsables que organizan desfiles y no cancelan los servicios de las chicas que le sirvieron de imagen y en algunos casos hay que corretearlos.
Ante la llegada de una temporada especial en ciudad de México, ella se subirá en un avión y probará suerte un mes entre miles de candidatas, pero está segura de obtener una buena figuración, para luego regresar a su tan querido país.
Ella estudia administración tributaria y está clara que la belleza no es para siempre, por eso busca aprovechar al máximo su ocupación como modelo, para luego definir los años posteriores con una inversión que valga la pena.
En su abecedario la palabra riesgos no existe y es por eso que ha asumido grandes retos para poder consolidarse como una de las mejores en el ramo, manteniendo en alto los valores del trabajo, la independencia y aunque se define impaciente, trata de tomarse las cosas con calma a la hora de conquistar lo que aspira.
Nacida en Puerto Cabello, reconoce que su inicio fue bastante complicado, porque era otro mundo y eso era un factor que pesaba a la hora de darse a conocer, pero gracias al apoyo de sus seres queridos y algunos riesgos asumidos, ha llegado al sitial de honor donde hoy se encuentra.
Define como esencial su interacción con el Centro Comercial Sambil, cuya campaña la colocó en los radares del mundo del show business y dejando en claro que su talento lo usa para el modelaje, no sueña con ser ni actriz, animadora o cantante.
Piensa que los límites no deben existir y por eso no tiene miedo de escuchar cada una de las propuestas, porque tienen claro, cuando decir que sí o no, por la misma razón no descarta nada, porque ella le gusta todo lo relacionado con el mundo en el que trabaja.
Aconseja a las chicas que se inician en esta profesión que aprovechen todos los valores de su crianza, y que los pongan a funcionar en cada momento, para evitar cualquier hecho que lamentar.
Reconoce que ha pasado momentos desagradables en algunos concursos en los que ha estado, que la gente puede ser destructiva con las acciones dentro de este tipo de certámenes, pero que ha aprendido a sobreponerse y estar por encima de todas las cosas.
Jenifer Maduro es una muestra de nuestro gentilicio, de esa fama que en este país hay bellezas, sin duda ella es una de esas representantes, una chica con guáramo que se levanta todos los días a combatir y hacer valer sus ideas, con gallardía y valentía, como toda una mujer venezolana.
Ella no tiene miedo de decir lo que piensa y deja siempre en claro su punto de vista, le guste a quien le guste, su nivel de autenticidad es poco común en un mundo donde muchas optan por lo preestablecido. Con eso se ha labrado un nombre y sin temor a nada decide afrontar cada reto que se le coloque al frente.
Entre las primeras respuestas de la entrevista marca la diferencia entre el modelaje que se practica en estas tierras con en el de exterior, explica que afuera toman seriamente a las mujeres que ejercen este oficio y las tratan como unas profesionales, mientras que Venezuela, hay personas que no tienen la cultura para asumir este hecho, tildándolas de una serie de peyorativos que solo evidencia la falta de conciencia de los atacantes.
A pesar de lo organizado de los mercados foráneos, Jenifer Maduro es amante de su tierra y no cambiaría los momentos que vive al lado de sus seres queridos por nada del mundo.
Comenta que en el país hay muy pocas plazas para obtener buenos trabajos y que hay muchos irresponsables que organizan desfiles y no cancelan los servicios de las chicas que le sirvieron de imagen y en algunos casos hay que corretearlos.
Ante la llegada de una temporada especial en ciudad de México, ella se subirá en un avión y probará suerte un mes entre miles de candidatas, pero está segura de obtener una buena figuración, para luego regresar a su tan querido país.
Ella estudia administración tributaria y está clara que la belleza no es para siempre, por eso busca aprovechar al máximo su ocupación como modelo, para luego definir los años posteriores con una inversión que valga la pena.
En su abecedario la palabra riesgos no existe y es por eso que ha asumido grandes retos para poder consolidarse como una de las mejores en el ramo, manteniendo en alto los valores del trabajo, la independencia y aunque se define impaciente, trata de tomarse las cosas con calma a la hora de conquistar lo que aspira.
Nacida en Puerto Cabello, reconoce que su inicio fue bastante complicado, porque era otro mundo y eso era un factor que pesaba a la hora de darse a conocer, pero gracias al apoyo de sus seres queridos y algunos riesgos asumidos, ha llegado al sitial de honor donde hoy se encuentra.
Define como esencial su interacción con el Centro Comercial Sambil, cuya campaña la colocó en los radares del mundo del show business y dejando en claro que su talento lo usa para el modelaje, no sueña con ser ni actriz, animadora o cantante.
Piensa que los límites no deben existir y por eso no tiene miedo de escuchar cada una de las propuestas, porque tienen claro, cuando decir que sí o no, por la misma razón no descarta nada, porque ella le gusta todo lo relacionado con el mundo en el que trabaja.
Aconseja a las chicas que se inician en esta profesión que aprovechen todos los valores de su crianza, y que los pongan a funcionar en cada momento, para evitar cualquier hecho que lamentar.
Reconoce que ha pasado momentos desagradables en algunos concursos en los que ha estado, que la gente puede ser destructiva con las acciones dentro de este tipo de certámenes, pero que ha aprendido a sobreponerse y estar por encima de todas las cosas.
Jenifer Maduro es una muestra de nuestro gentilicio, de esa fama que en este país hay bellezas, sin duda ella es una de esas representantes, una chica con guáramo que se levanta todos los días a combatir y hacer valer sus ideas, con gallardía y valentía, como toda una mujer venezolana.
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